Su pasión por la esgrima la llevará a jugar Centroamericanos y Panamericanos

Por Luz Citlali M

Continuar como deportista de la espada, pero a la vez enfocarse en hacer sus estudios profesionales en Psicología con especialización en deporte son algunos de los sueños de María Fernanda Morales Gutiérrez, alumna de la Universidad de Monterrey.

“La  esgrima es parte de mi vida, y si no la hago, es como si perdiera una parte de mi identidad”, estableció.

Actualmente, cursa el sexto semestre de la Prepa UDEM San Pedro y este año asistirá a la categoría de mayores en los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023 (en junio) y en los XIX Juegos Panamericanos Santiago 2023 (en octubre), pese a que aún está clasificada como atleta juvenil.

Aunque tiene 18 años, María Fernanda consiguió su pase directo a la categoría de mayores de 20 años, a principios de este mes, al concluir el proceso clasificatorio realizado en el Gimnasio Estatal de Puebla, donde se convirtió en la número dos del ranking nacional.

La alumna se encuentra en una etapa en la que analiza su futuro: contempla continuar preparándose en el deporte del florete para, en un futuro, poder dar clases cuando sea adulta, además de continuar sus estudios superiores en la UDEM.

“Igual quiero estudiar psicología, enfocarme en la psicología del deporte, porque es algo que se necesita mucho en los atletas de estas edades; hoy en día (la psicología) tiene este potencial, (el talento) lo puedes expandir mucho más, llevarlo a otro nivel”, destacó.

María Fernanda refirió que la esgrima es un deporte muy longevo y que requiere diferentes cualidades, como la resistencia, la fuerza y la inteligencia: “es el segundo deporte en el que más se necesita la inteligencia, después del ajedrez”.

Lleva ocho años en este deporte, pero aclaró que aún teniendo cinco años de practicarlo, se es un novato, por eso también se requiere perseverancia: “si en una competencia me va muy mal, digo: ‘ni modo, una competencia no me define, yo sé que soy más que esto’ y continúo compitiendo”.

“Lo que uno necesita siempre es mucho, por ejemplo, aún batallo un poquito con la disciplina, porque siempre hay que balancear la escuela con los entrenamientos, además de que las amigas te dicen: ‘no te hemos visto’; también a veces tenemos una cena familiar y no puedo ir porque estoy entrenando”, comentó.

“Pero siento que he desarrollado demasiadas cosas; la verdad el deporte en sí nos forma y nos ayuda a desarrollarnos de muchas maneras: me ha hecho más independiente, ya he viajado sola, me hace relacionarme con más personas, conozco gente de otros lados”, compartió.

María Fernanda ‒la menor de tres hermanos y la única mujer‒ reconoció que hay algunos factores en su entorno que la han ayudado a obtener el éxito que ha conseguido: uno de ellos es su familia, pues su dos hermanos mayores también practican la esgrima y la guían.

“Mi hermano mayor es muy crítico y analítico, él sabe mucho; pero el de enmedio me dice: ‘¡hey, muy bien, mucha suerte, tú puedes!’, mientras que mi mamá siento que es como una manager, ha tomado un rol muy fuerte, desde checar en qué vuelos vamos a ir, qué hoteles vamos a estar, todo; y mi papá es un hombre de pocas palabras, pero yo veo su cara de orgullo cada vez que llego”, relató.

Y otro factor es su experiencia en la UDEM, que “tiene unos valores muy hermosos” y donde se ha sentido muy apoyada, tanto por las y los coordinadores como por sus docentes, de quienes siente su interés por cada estudiante, incluso aunque sean de semestres anteriores: “te das cuenta cuando se interesan en ti, cuando quieren saber de ti”.

María Fernanda exhortó a jóvenes de diferentes edades a que practiquen algún deporte, especialmente la esgrima, porque es un deporte que necesita tener más reconocimiento.

“Si uno trabaja duro y de verdad se enfoca, las cosas pasan; yo nunca en mi vida pensé que podría clasificar en un ciclo olímpico, era como una cosa muy fuera de mí, pero como dicen muchos: el cielo es el límite y hay que seguir soñando”, apuntó.

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