
Son muchas las situaciones que viven nuestros jóvenes hoy en día, me refiero a los que su edad fluctúa entre los 13 y los 17 años, quienes son los más vulnerables a caer en todo tipo de “tentaciones” que la vida y uno que otro mal intencionado.
Nuestros jóvenes son como esponjas, están absorbiendo todo lo que ven y lo aplican en su vida propia, si ven violencia, la aplican y la manifiestan, si ven apoyo, compañerismo y solidaridad eso mismo podrán manifestar.
No es nada del otro mundo el tomarse un tiempo para platicar con ellos, no nos quita más de cinco minutos el saber que les gusta, que les llama la atención, que les interesa, que les sucede, y así, podremos estar cada vez más enterados de todo lo que sucede en su mundo que no está muy distante del nuestro.
Escuchémoslos, es importante el saber de ellos, y así podremos ayudarlos a formar un criterio más amplio sobre lo que se entiende entre lo bueno y lo malo, así podremos ayudar a alguien que tenga un problema y que por temor o incertidumbre no se atreva a contarlo, así podremos ayudar a salvar una vida y de paso a nuestro mundo futuro.