Celso José Garza Acuña heredó de su padre la vocación universitaria, el interés por las letras y su visión de la cultura; patrimonio que entregará como legado a sus hijas.
Celso Garza Guajardo y Celso José Garza Acuña son dos hombres comprometidos con la cultura universitaria, quienes no sólo comparten lazos de sangre padre e hijo, sino también un amor hacia el desarrollo de la historia neolonesa.
Celso Garza Guajardo, fallecido en el 2000, fue un incansable hombre que se esmeró en promover la enseñanza de la cultura del pasado en la UANL. Esta vocación quedó marcada en su hijo, quien se encaminó también a las áreas de difusión cultural.
“Mi papá Celso Garza Guajardo fue mi gran amigo, compartimos no sólo lazos sanguíneos sino muchas cuestiones por la historia, por la lectura. Y yo siempre he dicho que son temas paralelos el de él como historiador, el mío como periodista. Él, digamos, dedicado al registro del pasado; y yo desempeño el registro del presente”, recuerda el Secretario de Extensión y Cultura de la UANL.
Lo recuerda “sentado en la sala de su casa sin camisa, mordiendo la punta de su playera, escribiendo, tomando un agua mineral y cenando un cortadillo norteño. Era un hombre muy cercano, muy entrañable”, comenta añorando el pasado. “Yo, realmente, desde hace 16 años de su partida, es lo que me conmueve y me motiva”, rememora Garza Acuña.
“Viajé mucho con él, conocí muchísimo, compartíamos muchas reflexiones, muchas experiencias. Y él, como papá, me consintió muchísimo, me apoyó muchísimo. Justamente cuando decidí yo ser periodista, estuvo en toda su disposición para poder desarrollar esta vocación”.
El profesor Celso Garza Guajardo siempre fue optimista, afirma su hijo José Garza, quien cataloga su actitud como optimismo de voluntad, pues siempre fue entusiasta en su vocación y hasta en sus preocupaciones.
“Yo siempre lo escuché hablando de una manera positiva de la vida misma con un sentido profundamente cristiano (no religioso) en su visión de la justicia e igualdad (…) Su consejo me hace falta pero me ha permitido encontrar nuevas acepciones; y me permite encontrar luz y seguir avanzando a echar mano de la voluntad del optimismo en la vocación para sacar adelante la adversidades.
En palabras del promotor cultural universitario, ambos comparten una visión de la cultura como un patrimonio colectivo, de todos y para todos, que buscan permear en la Institución.
Garza Acuña tiene tres hijas; la mayor estudia periodismo siguiendo los pasos familiares. “Todo pasa por ese trabajo de compromiso de honestidad, de amor a la vida, de amor a la profesión”, dice el papá orgulloso.
“Ser padre tiene un gran sentido de responsabilidad, de compromiso y de amor; y yo creo que uno va aprendiendo. Yo procuro disfrutar mucho a mis hijas y escucharlas, divertirme con ellas con amor. Junto a mi esposa, yo creo que es una como especie vocación de amor”, resumió sobre su tarea más importante para trascender.