Cuando el PRI se queja de sí mismo, indica que algo muy grave ocurre al interior del partido, hablando del estado de Nuevo León.
Aunque a nivel nacional el tricolor también experimenta síntomas de una salud política en degradación, misma que su nuevo dirigente, Enrique Ochoa se apresta a remediar, aceptando el mal principal: los actos corruptos de los funcionarios priistas en cargos de gobierno.
En Nuevo León, recientes actos políticos y de orden legislativo muestran a un partido enfermo de inestabilidad interna a partir de la inconformidad de importantes sectores que lo integran hacia las formas como es dirigido el partido.
En el Congreso ya se supo que la inminente remoción del coordinador de los diputados del PRI, Marco González obedece al enojo de grupos políticos y, aunque no los identificó, para nosotros esos grupos es solamente uno: el que lidera y jefatura Natividad González Parás, en donde damos por sentado que hay una gran indignación por el rechazo que hizo la Legislatura a las cuentas que el ahora ex gobernador presentó en su tiempo. El caso de Rodrigo Medina, pupilo de Nati, va en el paquete.
En una POLÍTICA Y GENTE previa, establecimos que la desaprobación a las cuentas de Nati implicaba para éste una mancha en su carrera política, circunstancia inaceptable para González Parás que es un político acostumbrado a no recibir réplicas. Es un político ortodoxo: mandar y volver a mandar sin admitir reparos. Entonces, Marco González, según parece, tendrá que retirarse.
González, el diputado, explica y lo hace de manera puntual, que la decisión de rechazar razonadamente las cuentas está en línea con lo que públicamente ha declarado el dirigente nacional del PRI, que es combatir y denunciar la corrupción.
Entre tanto, hay sectores del partido que no están conformes con la manera en que son tratados por la cúpula estatal a la que tachan de no apegarse a los estatutos al momento de designar a los líderes de los comités locales, y se denuncia que en esos “procesos” hay intereses personales que se han estado imponiendo sobre los intereses de la institución partidista.
Vemos actos del dirigente estatal que no han tenido mayor fruto que el de salir en la foto en los medios, dicen dirigentes de sectores.
Por otro lado, el líder del Sindicato Nacional de Trabajadores, Operadores y Empleados en General del Transporte de la República Mexicana, Ramón Serna Servín lo menos que dijo, el domingo pasado, es que el PRI no atiende a los sectores y a las organizaciones.
Serna Servín encabezó el primer congreso nacional de dicho gremio en el auditorio de la CROC donde alertó y hasta advirtió que si el PRI no se enmienda en el trato hacia los sectores que lo integran, podría perder lealtades.
Dijo que el PRI debe retomar su esencia de partido orientado a las bases populares. Y sentenció que el ambiente político del país se ha ido transformando con fenómenos nuevos que están siendo asimilados por la sociedad como factores de renovación, lo cual no ha sido tomado en cuenta por los dirigentes del partido.
Demandó al comité directivo estatal apoye a los sectores y las organizaciones toda vez que el partido atraviesa por momentos muy difíciles de cara a las próximas elecciones presidenciales del 2018 donde además se jugarán el resto de las posiciones federales y locales.
Ramón Serna Servín, cuadro significativo de la CROC de Nuevo León y en el ramo del transporte, advirtió que las clases populares “ya no están casadas políticamente con nadie”.
En presencia de funcionarios representantes del gobierno Independiente y de alcaldes, Serna Servín afirmó que el sindicato que lidera tiene la voluntad de participar en las nuevas políticas públicas en materia del transporte del gobernador Jaime Rodríguez, en donde puntualizó que los transportistas de la CROC tiene trayectoria, experiencia y participan en las instancias de consulta relacionadas con la movilidad urbana.