Su nombre es Abd Alkader Habak y, desde este domingo, su imagen se ha convertido en el icono del dolor y la tragedia en Siria. Este reportero gráfico se encontraba el sábado en Alepo, la ciudad en la que un atentado suicida con coche bomba dejó más de 100 muertos. Según el director del Fondo de Naciones Unidas, Anthony Lake, entre ellos había más de 60 menores de edad.
Abd Alkader Habak, de origen sirio, viajaba en el convoy de evacuados contra el que se dirigió el atentado y no dudó en dejar la cámara en un segundo plano para ayudar a los niños heridos que se encontraban entre los hierros y las llamas. El coche bomba se había introducido en el lugar de la tragedia con la excusa de entregar ayuda humanitaria en una zona de la periferia de la localidad siria.
La instantánea que ha dado la vuelta al mundo muestra al fotógrafo segundos después de la explosión. El reportero corre desesperado entre el horror y lleva en sus brazos a uno de los menores. En otra foto posterior, Abd Habak se derrumba y rompe a llorar junto a un cadáver. Distintos compañeros captaron los momentos de desesperación de este sirio y las diferentes imágenes han sido compartidas miles de veces en apenas 24 horas.
Ala’a Shehabi, una de las usuarias que compartió la foto, ha explicado que “seguramente, el hombre y el niño pertenezcan a distintas sectas, pero esta foto demuestra que ningún sirio de verdad quiere la aniquilación de los otros”.