El precio de las acciones de las aerolíneas europeas realizó un aterrizaje forzoso este lunes después de los ataques ocurridos en la capital francesa el viernes pasado, las pérdidas fueron lideradas por la caída de 5.67% en el precio de las acciones de Air France.
Le siguió la baja de Lufthansa con 1.86%, el grupo Airbus disminuyó 0.11% y otras empresas emisoras ligadas al sector turístico como la cadena hotelera Accor con un retroceso de 1.95 por ciento.
París es la capital del turismo y es visitado al año por más de 80 millones de turistas, por lo que los atentados del día viernes en donde se estima murieron poco más de 120 personas, ponen en riesgo esta industria, tanto por la parte hotelera como por el número de pasajeros que llegan vía aérea por el temor de los visitantes de ser víctimas de un atentado. Los analistas anticipaban una jornada de pérdidas a nivel internacional con efectos de corto plazo en los mercados financieros, como lo fue el pasado enero cuando se presentaron en París los ataques a la revista Charlie Hebdo en el que la bolsa francesa perdió 3.31% y arrastró al resto de los mercados.
Los mercados descontaron los efectos, no se presentaron posiciones de venta masiva, tampoco una salida a instrumentos seguros.
La reacción de los mercados europeos en la jornada después de los ataques en París fue sólo de cautela sin provocar profundas caídas, destacó la ligera reducción de 0.08% en el índice CAC 40 de Francia. Además de la bolsa en París, también se observaron retrocesos de 0.57% en FTSE MIB de Italia, en Suiza el mercado accionario cayó 0.26% y en Grecia el índice Athex Composite descendió 1.34%.
En Londres, Alemania, España y Rusia las bolsas presentaron resultados positivos, lo que provocó que el índice Eurostoxx 50 concluyera con un ligero avance de 0.5%. Mientras tanto en Wall Street, la pizarra se llena de variaciones positivas, el índice industrial Dow Jones ganó 1.38%, el tecnológico NASDAQ 1.15% y el Standard & Poor’s 500 cerró con un rendimiento de 1.49 por ciento.
Con información de El Economista